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Denver Broncos | News

La Voz de la Razón: The Three Amigos, forjando la era dorada de Denver

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Una de las innovaciones en los sistemas ofensivos dentro de la NFL y en el football americano al final de la década de los setenta fue el énfasis ataque aéreo. Algunos equipos lo tomaron con mayor apertura que otros, pero al comprobarse la capacidad para anotar más puntos por parte de quienes adoptaron el cambio de paradigma, este se empezó a propagar en la década siguiente.

Así, en los años ochenta se empezó a buscar un tipo quarterback que, antes que otra cosa, contara con un brazo educado y fuerte para distribuir el balón a los receptores, y después se intentaba rodearlo de jugadores dinámicos, capaces de crear separación ante los defensivos. Los Broncos en 1983 se hicieron de John Elway como su quarterback del futuro, buscando evolucionar hacia un ataque aéreo poderoso. Después llegó el momento de conseguir la otra parte importante: receptores.

Vance Johnson: la velocidad en estado puro

Desde la Universidad de Arizona, Vance Johnson fue seleccionado por los Broncos en la segunda ronda del Draft de la NFL de 1985, con la selección global número 31. Este receptor de 1.80 metros y 83 kilogramos demostraba velocidad y buenas manos, cualidades que no podían ser ignoradas para construir ese ataque aéreo.

Con formación previa en el atletismo, Johnson llegó a ser cronometrado con 4.28 segundos en las 40 yardas. Ahora, cuatro décadas más tarde, a un jugador que consiga 4.40 segundos se le considera muy rápido, así que Denver tenía un hombre que marcaba la diferencia con el número 82 en su jersey.

Mark Jackson: la chispa en el momento clave

Con la sexta ronda del Draft de la NFL de 1986 llegó Mark Jackson, receptor de 1.75 metros y 81 kilogramos proveniente de la Universidad de Purdue. No tardó en convertirse en uno de los objetivos favoritos de Elway, consiguiendo 738 yardas en 38 recepciones apenas en su año de novato.

Con el número 80, los fanáticos lo recuerdan por su actuación clave en la Final de la Conferencia Americana ayudando a convertir una tercera oportunidad y 18 y llevarse la recepción de anotación en la serie conocida como The Drive para mandar el juego a tiempo extra.

Ricky Nattiel: la confiabilidad de una promesa cumplida

De cualquier prospecto colegial seleccionado en la primera ronda en el Draft NFL no se esperan menos que resultados inmediatos hoy en día. En 1987 esas expectativas no eran tan altas; sin embargo, Ricky Nattiel consiguió establecer el récord para novatos en yardas por recepción con 20.3 al sumar 630 yardas en 31 recepciones.

Este jugador tenía cualidades atléticas similares a las de Jackson, midiendo 1.75 metros y pesando 81 kilogramos, y a pesar de ello podía moverse con rapidez y soltura. Aunque el número 84 no era el más alto de los objetivos de pase, podía atacar lo profundo del terreno de juego sin mayor problema.

The Three Amigos: más que compañeros de equipo

La posición de receptor, sin lugar a dudas, tiene sus complicaciones. Depende primero de que el quarterback haga llegar el balón para después conseguir yardas que se traduzcan, en en el mejor de los casos, en una anotación. Aparte, dentro de cada roster existe una competencia interna entre compañeros de posición, intentando demostrar quién es la opción más confiable y segura, el verdadero WR1.

Es debido a lo anterior que resulta poco frecuente ver lazos de amistad entre personalidades tan competitivas como las de los receptores en la NFL. Y justo a la llegada de Nattiel en 1987, la relación entre pares no era lo más estrecha. Los tres jóvenes receptores luchaban para ser, cada quién, el más relevante y capaz de llamar la atención de Elway para recibir sus preciados envíos.

Entonces, de la nada, ocurrió lo impensable. Vance Johnson, en una entrevista para el Denver Post, platicó que una noche, cuando estaba en el dormitorio que compartía con Mark Jackson, se dispusieron a ver una película del género Western llamada Three Amigos, rentada para la ocasión. Jackson se había quedado dormido, y Johnson le vino una idea que le hizo despertar a su compañero: "¡Nosotros podemos ser los Three Amigos!'"

Para el siguiente entrenamiento Johnson recuerda que Elway les había llamado Three Amigos. Pero pronto llegaría el momento que ayudaría a formalizar el sobrenombre para este grupo de receptores.

Juego de lunes por la noche de 1987. Los Broncos enfrentan a Chicago. La actuación de los tres receptores fue sobresaliente, con una recepción de anotación cada uno en la victoria por 31-29. Al final del encuentro, con Elway en conferencia de prensa, nació la leyenda: "No podría haberlo conseguido sin mis Three Amigos."

La respuesta de los fanáticos en el estadio fue inmediata, al empezar a vestir sombreros vaqueros en referencia a los personajes de la película. Los receptores aprovecharon la situación para comenzar a aparecer ante los fans para convivir y firmar autógrafos.

La fama para esta tercia llegó a tal nivel que se podía encontrar cualquier cantidad de artículos de ellos como los Three Amigos. Incluso grabaron un video musical llamado Touchdown Banditos aprovechando el pico de su popularidad entre los fanáticos.

El éxito del equipo en esos años contribuyó a que esta fuera una de las historias que más llamaba la atención, en una época sin redes sociales ni Internet. Seguramente habrían sido trending topic en estos días.

Y bueno, como todo inicio tiene su final, esta historia no fue la excepción. La temporada 1992 fue la última en la que jugaron juntos y con ello queda en el recuerdo la sociedad entre tres receptores que tuvieron momentos muy relevantes para el equipo. Como ya mencioné, Jackson fue clave en The Drive, Johnson con aquella jugada en cuarta y diez en la serie que diera la victoria ante Houston en la Ronda Divisional de la Temporada 1991 y Nattiel con aquella recepción de anotación en el Super Bowl XXII que dio esperanzas a los fanáticos en el primer título para la franquicia, que al final tuvo que esperar algunos años más.

De cualquier modo, estos jugadores lograron establecer una conexión tremenda con la afición, en una época en la que difícilmente se hacían populares historias así. Los Three Amigos no solo fue una película ochentera de cierto éxito, sino también fue una historia de amistad, diversión y conexión en los campos de la NFL.

¡Mientras nos levantamos el sombrero para recordar a estos Three Amigos, nos despedimos hasta leernos en la próxima ocasión!

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