Comenzaba la cuarta temporada de Peyton Manning en Denver, una que nadie esperaba en ese momento que fuese la última. Viniendo de una dolorosa derrota en casa, en la ronda divisional de la temporada 2014 ante Indianapolis, los Broncos mostraron problemas para detener el ataque del rival.

Esta situación trajo cambios en el staff de entrenadores, llegando como head coach Gary Kubiak, un viejo conocido como jugador y coordinador ofensivo, así como otro entrenador que también había tenido una etapa previa al frente del conjunto a inicios de los noventa. y que ahora ocuparía el puesto de coordinador defensivo: Wade Phillips.

La atención estaba centrada inicialmente en lo que Manning y la ofensiva pudieran hacer en 2015. Un par de años atrás habían logrado armar una de las mejores de todos los tiempos, con récords y logros que, sin embargo, no incluyeron un campeonato. Ahora podía escribirse otra historia, sobre todo porque Kubiak conocía cómo era trabajar con quarterback veterano como John Elway al final de su carrera, en la que obtuvo un par de anillos de Super Bowl.

Transformando la defensiva con una presión implacable

La temporada comenzó con destellos del potencial que se buscaba de ese lado del balón. En la Semana 1 Darian Stewart aseguró la victoria con una intercepción en la zona de anotación para evitar el regreso de Baltimore, su exequipo. En la Semana 2 lograron provocar un balón suelto para recuperarlo y llevarlo a la zona de anotación, mismo que marcó la diferencia para ganar en Kansas City.

Este grupo defensivo presionaba muy bien al quarterback con su grupo de pass rushers formado por un veterano como DeMarcus Ware, quien el año anterior se había integrado al equipo, un jugador de la calidad de Von Miller, de impacto inmediato desde que fue seleccionado en 2011, y un par de jugadores que hacían un trabajo muy bueno viniendo de la banca: el novato Shane Ray y Shaquil Barrett, llegado como agente libre no seleccionado en el Draft de 2014. Con ellos, esta unidad fue la que más capturas de QB conseguiría aquel año, con 52.

Semejante logro no hubiera existido sin los linieros defensivos que ayudaron a complementar la presión al pasador. Hablamos de Derek Wolfe, Malik Jackson y Sylvester Williams, quienes encabezaron esta primera línea que, además de presionar, fue pilar para terminar como la tercera mejor defensiva contra el juego terrestre, permitiendo 83.6 yardas en promedio por partido.

La leyenda de la 'No Fly Zone' en la defensiva secundaria

Siete semanas después, los Broncos llevaban paso perfecto en la temporada. De todo, lo más impresionante era cómo la defensiva secundaria estaba jugando. Esta unidad, que incluía jugadores como Chris Harris Jr., Aqib Talib, Bradley Roby, T.J. Ward y Darian Stewart, inspiraba temor en los quarterbacks rivales, ya que cualquier balón que llegara a su zona de cobertura parecía esfumarse como un avión en el legendario Triángulo de las Bermudas.

Así, esta parte del campo defensivo de los Broncos pasó ser conocida como la 'No Fly Zone'. De verdad, fueron tan dominantes, que pocos ataques aéreos pudieron tener éxito ante ellos.

Pese a no contar con Peyton Manning por varios juegos en ese año, la defensa seguía colaborando para dar oportunidades de anotar puntos al ataque. Al final de la temporada regular, el récord del equipo terminó en 12-4, justo como el año anterior, y con el primer lugar de la Conferencia Americana asegurado. Por cuarto año consecutivo con Peyton Manning como QB, Denver avanzaba a los playoffs.

Playoffs con sello defensivo, la clave para el Super Bowl 50

El camino estaba marcado, y esta defensiva no paró sus actuaciones de impacto hasta regresar al juego por el título de la NFL. El primer gran reto fue enfrentar al ataque de Pittsburgh, el tercero mejor en yardas producidas y cuarto en puntos anotados. El resultado fue un juego cerrado, en el que al final la defensiva hizo jugadas clave como recuperar un balón para darle a la ofensiva la oportunidad de conseguir los puntos de la diferencia. El resultado fue 23-16 para avanzar a la Final de la AFC.

New England apareció como el rival en dicha instancia, igual que en 2013. Su ofensiva había sido la tercera en puntos anotados y, pese que al final lograron anotar, la defensa de los Broncos logró evitar el empate y terminar el juego con el triunfo 20-18, con el boleto a San Francisco para jugar el Super Bowl 50.

La obra maestra de Wade Phillips: ¿el último defensivo MVP de Super Bowl?

Y bueno, no podíamos pedir una actuación más brillante en el juego definitivo ante Carolina la mejor ofensiva en puntos anotados, comandada además por el Jugador Más Valioso de la temporada. Nada de eso importó porque la defensiva presionó, provocó balones sueltos –uno de ellos llevado hasta anotación–  y el rival solo pudo anotar 10 en total.

Como cereza del pastel, Von Miller fue nombrado como el Jugador Más Valioso de la edición 50 del Super Bowl. Ningún otro jugador defensivo se ha llevado esa distinción desde entonces.

Wade Phillips hizo el trabajo de coordinación necesario para sacar el mayor provecho a cada uno de los jugadores en defensa. Le imprimió su sello y logró formar a una de las mejores unidades de ese lado del balón que la NFL ha tenido en su historia. Todo el equipo puso de su parte para lograr el objetivo, pero estas actuaciones defensivas en playoffs fueron tan dominantes que literalmente trajeron el tercer título de la franquicia.

Por eso, desde aquí recordamos a este gran coach, hijo de otra leyenda como Bum Phillips en Houston, que hizo realidad aquel adagio de la NFL que dice que las defensivas ganan los campeonatos. Algo que los Broncos confirmaron en la temporada 2015 y, ¿quién sabe?, tal vez en un próximo título por venir.