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Denver Broncos | News

La Voz de la Razón: Magia en el Mile High Stadium — resurgimiento en Playoffs en cuatro actos

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La magia es algo extraordinario que se manifiesta en eventos o situaciones que parecen inusuales o casi inexplicables. También se traslada a lo que sucede en el terreno de juego cuando, contra todo pronóstico y en las situaciones más adversas, la mística de un equipo de football es capaz de conseguir resultados milagrosos.

Esta magia se manifestó en un espectáculo de cuatro actos durante la temporada 2011 de los Denver Broncos, cuando la franquicia comenzaba una nueva era en muchos aspectos.

Los autores de tan asombrosa función serían el legendario quarterback de las décadas de los ochenta y noventa, John Elway, quien regresaba a la ciudad para tomar un puesto gerencial, así como John Fox, tomando control como head coach, en busca de un giro radical ante los resultados de las temporadas anteriores.

Primer acto: cambio de quarterback

Los Broncos comenzaron esa campaña con récord de 1-3 bajo la ofensiva del pasador Kyle Orton, llegado al plantel en 2009. La idea de dar un rostro distinto al ataque no estaba funcionando, y así vino la primera decisión importante desde la nueva administración: darle la oportunidad como titular al joven quarterback Tim Tebow.

Tebow había llegado a los Broncos por la vía del Draft de 2010, respaldado por el cartel de un par de campeonatos colegiales con la Universidad de Florida. Se hablaban maravillas de su liderazgo y de su físico, comparable al de un linebacker, para abrirse camino y acarrear el balón. Si bien era cierto que no contaba con el brazo más preciso, lo compensaba con otras cualidades subjetivas, emocionales e instintivas que resaltan en momentos clave de los partidos, las famosas intangibles.

Así, en aquella Semana 5 en casa enfrentando a San Diego, Tebow entraría al juego con el equipo abajo por 23-10 en el descanso. Con 3:19 en el último cuarto, los Broncos consiguieron la anotación que los acercaba 26-24. Desafortunadamente no alcanzó a obtener la victoria, pero su ingreso ayudó a entrenadores y compañeros a darse cuenta de que este jugador traía consigo aquella magia que tanto se buscaba.

Segundo acto: nunca perder la esperanza

Después de la semana de descanso, vino el primer partido como titular de Tebow. La ciudad de Miami fue testigo de la magia del joven pasador, cuando, con 7:34 por jugar y abajo en el marcador por 15-0, este encontró la forma de empatar el juego para enviarlo a tiempo extra y ahí marchar con la ofensiva hasta conseguir el gol de campo de una victoria inesperada.

Aquel fue el inicio de una racha de siete victorias en ocho encuentros, tres de ellas en tiempo extra y muchas de ellas conseguidas durante los últimos cuartos, cuando parecía que todo estaba perdido en el marcador. Los Broncos enfrentarían sus últimos tres compromisos con un récord de 8-5 y con amplias posibilidades de avanzar a la postemporada.

En los últimos juegos no se pudo conseguir otra victoria, pero amasando un récord de 8-8, igual que Oakland y San Diego, con el criterio de desempate a favor, Denver obtuvo el campeonato divisional y la oportunidad de recibir un juego en casa en los playoffs.

Tercer acto: la victoria en Wild Card

El rival en turno en la Ronda de Comodines era Pittsburgh, equipo que venía de jugar el Super Bowl la temporada previa y cuyo récord de 12-4 lo dejaba como segundo lugar de su división. Los pronósticos no favorecían en absoluto los Broncos pese a jugar en casa, lo cual, de cierta forma, era entendible: el rival llegaba con cuatro victorias extra, mayor experiencia en playoffs y su quarterback estaba entre los mejores de la liga.

El juego comenzó con la ofensiva de Pittsburgh avanzando, pero sin conseguir anotaciones de seis puntos, conformándose con un par de goles de campo. Los Broncos despertaron en el segundo cuarto, cuando Tebow conectó un pase largo con Demaryius Thomas para un avance de 58 yardas. Esto sirvió para encender la fe de los aficionados en el equipo y animándolos a seguir ejecutando cada jugada de gran manera.

Tras de un pase de anotación del QB y otro touchdown por tierra, además de conseguir un par de goles de campo, los Broncos se fueron al descanso con ventaja de 20-6. La defensiva había hecho un trabajo sólido manteniendo en cero el marcador en el segundo cuarto. Los fanáticos comenzaban a creer que la magia continuaría manifestándose.

No obstante, Pittsburgh logró poner presión y acortar distancias a una sola anotación con sus puntos anotados en la segunda mitad. Tras un gol de campo de Matt Prater y conseguir diez puntos en el último cuarto, los Broncos cometieron algunos errores que permitieron que el rival les empatara al final del juego. Aunque  al final parecía que la última serie ofensiva daría victoria de los visitantes, nuestra defensa, que terminó con cinco capturas de quarterback, evitó que llegaran a distancia de gol de campo y así sellaron el resultado.

Último acto: ¡Tiempo extra! La jugada que marcó la historia

Para aquella temporada habían entrado en vigor algunos cambios a las reglas del tiempo extra que afectaban los playoffs, y con los que se buscaba que ambos equipos tuvieran la posesión del balón al menos una vez en dicho periodo. Por lo tanto, un simple gol de campo en la primera serie ofensiva no daría la victoria, y el otro equipo tendría el balón de regreso. De conseguir este el empate, el que anotara los siguientes puntos se llevaría el juego. La única forma de acabar el encuentro en la primera serie ofensiva sería entonces con una anotación de seis puntos, o bien, con un safety de la defensiva.

Los Broncos ganaron el volado y eligieron conducir la primera serie ofensiva, pese a que en la segunda mitad solo habían conseguido tres puntos. El balón se encontraba en la propia yarda 20, con Tebow bajo centro en formación escopeta. La línea ofensiva contaba con un ala cerrada de cada lado de la formación y dos receptores abiertos, siendo Demaryius Thomas el del lado izquierdo y enfrentando cobertura personal.

La formación previa al snap sugería una jugada por tierra, lo que consiguió que ambos safeties de Pittsburgh se acercaran a la línea y descuidaran su zona de cobertura. Sin embargo, se llevarían una gran sorpresa cuando Tebow se quedó con el balón en vez de entregarlo directamente al running back. Acto seguido,  buscó a Thomas en una ruta de poste, justo al centro del terreno de juego.

El pase fue directo a las manos del receptor, quien después de separarse colocando la mano sobre el hombro del cornerback, se convirtió en velocidad pura a través de una zona vacía de defensivos secundarios. Nuestro número 88 llegó hasta la zona de anotación en una sola jugada de anotación de seis puntos, con la que los Broncos conseguirían el pase a la Ronda Divisional.

Una nota para no olvidar

De esta manera, fuimos testigos de la Magia en Mile High en un juego en el que, contra todo pronóstico, pasamos sobre uno de los equipos favoritos para regresar al Super Bowl.

Se volvía a ganar en playoffs, algo que no habían conseguido desde 2005, y de este modo, recordamos al resto de la liga que nunca hay que descartar a los Denver Broncos, pese a que la situación parezca resuelta en el marcador, pues la mística del Mile High Stadium se puede hacer presente en cualquier momento.

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