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Denver Broncos | News

La Voz de la Razón: John Elway, el mejor de la Clase de 1983

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Pertenecer a la mejor generación en la historia del Draft de la NFL debe ser grandioso, y lo sabemos por los reflectores que actualmente este deporte tiene. Sin embargo, ser, precisamente, el protagonista que contribuyó a darle lustre a lo que actualmente significa la categoría, es justo lo que distingue a John Elway como parte de la clase mås épica, especialmente como la primera selección global de aquel año: 1983.

Antecedentes

La NFL estaba buscando un cambio de identidad, sobre todo, hablando especĂ­ficamente de las ofensivas. Previo a 1978, los ataques exitosos demostraban su poder por la vĂ­a del juego terrestre. El duelo en las trincheras entre lĂ­neas ofensivas y defensivas era clave, e igualmente imprescindible contar con jugadores fĂ­sicamente capaces de correr y romper tackleadas ante defensivos imponentes.

El juego aĂ©reo era visto como una alternativa menos utilizada porque las reglas no ayudaban a los receptores a concluir sus rutas de forma adecuada. Hoy en dĂ­a no se permite tener contacto con ningĂșn jugador que corra una ruta mĂĄs allĂĄ de las cinco yardas, pero antes, golpear al receptor en cualquier momento era completamente legal, e incluso celebrado. Y fue justamente en la Temporada 1978 que se implementĂł la regla que acabamos de describir, la cual, a la postre, le darĂ­a apertura al juego aĂ©reo.

"Qué fåcil se la pusieron entonces a los nuevos quarterbacks", dirån algunos. Sin embargo, pocos pasadores estaban listos para ajustarse a dicho cambio.

El mejor prospecto del Draft de 1983

La NFL estaba en la bĂșsqueda de la siguiente generaciĂłn de quarterbacks que cumplirĂ­an con la tarea de transformar a las ofensivas y a la liga entera en un espectĂĄculo digno de llamarse el Gran Pasatiempo de AmĂ©rica. El viejo estilo de "correr primero y correr despuĂ©s" como mentalidad de ataque que entregaba marcadores finales de pocos puntos, debĂ­a quedar atrĂĄs para darle paso al juego aĂ©reo, que tenĂ­a mĂĄs probabilidades de atraer gente a los estadios y a los televisores.

Es justo en este momento que los cazadores de talentos buscan entre los quarterbacks a aquellos de brazos mĂĄs fuertes, precisos y capaces de lanzar el balĂłn por largas distancias, a la vez dotados de mente inteligente y mucho liderazgo. Las miradas comenzaron a dirigirse hacia aquel chico de la Universidad de Stanford, cuyas caracterĂ­sticas de juego cumplĂ­an de maravilla, y que ademĂĄs contaba con una movilidad que pocos habĂ­an mostrado en la posiciĂłn. Aquel prospecto que todos querĂ­an era John Elway.

CoincidĂ­an todas las evaluaciones de sus atributos para el juego por parte de los expertos en encontrar joyas en el football colegial: la fuerza con la que lanzaba el ovoide era increĂ­ble, aprovechando los pocos espacios que daban los defensivos, sumada a su precisiĂłn y toma de decisiones lo hacĂ­an un jugador muy atractivo rumbo al Draft, y ademĂĄs con bajo riesgo de falla. Solo era cuestiĂłn de que llegase la fecha para que Elway se convirtiera en la primera selecciĂłn global del Draft 1983.

Los retos en sus primeros años como profesional

Después de verse tentado para jugar baseball profesional, Elway finalmente decide jugar en la NFL en los Denver Broncos, tras una negociación con los Indianapolis Colts, quienes tenían la primera selección de aquel evento. Y aquí recordemos lo que decíamos antes: el cambio de paradigma ofensivo no fue inmediato para todos en la NFL, sobre todo para entrenadores cuyo aprendizaje venía de las décadas de los sesenta, sesenta e incluso antes, y que veían con recelo esos cambios hacia un juego mås agresivo por aire.

En el caso de Elway, lo anterior representĂł un reto: la ofensiva de los Broncos en los ochenta se basaba en el ataque terrestre, dejando de lado la posibilidad de explotar el poder de su brazo. Eso sĂ­, cuando habĂ­a necesidad de usarlo, a todos los fanĂĄticos hizo vibrar con espectaculares pases, acarreos escapando de la presiĂłn y liderando ofensivas de Ășltimo minuto para conseguir darle vuelta a muchos marcadores.

Tantos regresos que tuvo John Elway en su carrera se debieron justo a eso, a que el peso de la ofensiva lo llevaba el ataque por tierra, pero encontrĂł la forma de impactar a los jugadores a su alrededor y lo respaldĂł con su estilo de juego.

Pese a ello, el dominio por parte de los equipos de la Conferencia Nacional fue factor en una NFL en la que aĂșn no existĂ­a la agencia libre ni el tope salarial como lo conocemos hoy en dĂ­a. Los equipos de la Conferencia Americana sufrieron para ser competitivos contra los rivales de la vieja Liga Nacional, sin tener mucho Ă©xito desde el inicio de los años ochenta. El precio que se pagĂł fue de tres derrotas en tres viajes al Super Bowl.

Sin embargo, dicen que el éxito se resume en dos palabras: no rendirse.

Todo esfuerzo recibe su recompensa

Los Denver Broncos contrataron como entrenador en jefe en 1995 a Mike Shanahan, un viejo conocido para John Elway, quien en previos años había trabajado cerca de él como coordinador ofensivo y entrenador de quarterbacks en el equipo. Las ideas de Mike eran frescas e influenciadas por el sistema ofensivo de la Costa Oeste.

Eso, sumado a las nuevas reglas de competencia en la NFL y jugadores que se convirtieron en parte importante de la nueva ofensiva en Denver, dieron la oportunidad para que el quarterback tuviera mayor libertad creativa en el ocaso de su carrera.

Al tercer año, Mike Shanahan, John Elway y los Denver Broncos estaban de regreso en el Super Bowl. Después de ganar aquella edición XXXII, inesperada para muchos, formaron uno de los equipos mås dominantes de la franquicia. "El Duque" o The Duke como se le conoció tras comparar su estilo de juego y su actitud de swagger con lo que John Wayne mostraba en sus películas, había llegado para quedarse.

Gracias a ello, uno de los broches de oro que todo jugador de la NFL sueña, lo tuvo Elway. TerminĂł liderando a un equipo con rĂ©cord 14-2, se despidiĂł de Mile High como campeĂłn de la conferencia y el Ășltimo juego en su carrera tuvo el escenario del Super Bowl, en donde fue nombrado el Jugador MĂĄs Valioso. Su segundo anillo como campeĂłn de la NFL le esperaba.

Si bien esta clase del Draft de 1983 tuvo un quarterback con mayor nĂșmero de yardas por pase y envĂ­os de anotaciĂłn, fue al final de cuentas John Elway quien cumpliĂł con las expectativas como la primera selecciĂłn global, y tambiĂ©n con la de generar una gran cantidad de fanĂĄticos de los Broncos alrededor del mundo.

ÂĄGracias, John!

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